febrero 24, 2005

De las otras también

Cuando se está tan tranquilo es para temer. Pero preferí no temer, e hice bien. Disfruté. Exploré. Escurrí. Hasta la última gota. La gente puede ser tan buena. Pero hay de las otras también. Y todo el mapa se puede caer al piso, y ¡guarda! con el que se atreva a levantarlo. Que tenga las manos limpias y los dedos firmes. Parece que con tantas precauciones el mapa quedará en el piso. Ya nada está tan tranquilo. Las maderas empiezan a crujir y el monstruo del sotáno aulla.
Si a veces soy tan iluso que me la creo. Y un día me voy a olvidar de decirte...
Nada está tranquilo. Pero me lo tomo tan a pecho, que siento que el corazón me va a explotar porque no hay lugar para dos alli. Me tomo todo tan personal que me pierdo en mi mismo. Asimilo todos los problemas y creo que el monstruo del sótano me está buscando. Ni me conoce.
Me río por no llorar. Me atraganto por no tragar. Y un día me voy a olvidar de...
Detesto mi comportamiento tan insoportable. Quiero volver a tener el mapa bien colgado, ajustado con ese alfiler de gancho doblado. Pero bien martillado. De tanto insistir en martillarlo volverá a caerse. Y mis manos... bueno... mis manos serán limpias, pero mis dedos débiles no podrían levantarlo. Al menos podría patearlo. Golpearme el pie contra la pared y al fin quejarme de algo con razón.
Si a veces me quejo de lo quejoso que soy. Y de lo otro también. Y un día me voy a...

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